LA TIERRA PROMETIDA
Para esquivar del hambre la embestida
hubieron de dejar su amada villa;
que allí donde hay trabajo el oro brilla
y es donde está la tierra prometida.
La norteña Vizcaya fue elegida,
y en ella cultivaron su semilla,
y un haz de mies, madura y amarilla
colmó el afán de aquella nueva vida.
Como mejor bagaje a su aventura,
se llevaron costumbres y cultura
para batir la base de su sueño.
Y bañado en las aguas del Nervión,
hoy late en Barakaldo el corazón
del más hermoso pueblo malagueño.